Confesiones de un ingeniero en el mundo del marketing
Fueron 3 años y ocho meses en los que me he desempeñado como analista y consultor de marketing en ese lugar tan especial que es Consumer Truth (CT). En los cuales he podido encontrar(me) y explorar aquel mundo que desde niño siempre ha sido mi fascinación: Los (buenos) negocios.
De formación profesional Ingeniero Industrial y Comercial. Pero de verdadera formación empresario, casi casi desde la barriga (gracias papá y mamá). Desde que tengo uso de razón recuerdo tener esas ganas por innovar o crear soluciones, de ahí mi decisión de elegir la carrera de Ingeniería Industrial, para desarrollar soluciones para nuevos negocios.
Y fue en la Universidad ESAN donde los conceptos Valor, Marketing, Estrategia e Insights cobraron un sentido que no solo son parte de mi formación profesional, sino cobraron un sentido más completo en lo personal, debido a que me llevaron encontrar esos Ajá! que desnudan… no solo mentes, sino también almas.
De-formación Ingeniero:
Los ingenieros nos formamos bajo el producto-centrismo como evangelio, la eficiencia como mantra y que la Calidad es el Dios. Son los mandamientos que hay que cumplir o sino las puertas “inferno” se abrirán ante la vergüenza de que en tu profesión has hecho mal la tarea. En 5 años nos enseñan demasiado de procesos, normas, métodos y estándares. Y también de mercados, investigación, creación, innovación, emprendimiento y sobre todo de personas. Cuando conjugas todo eso como una ecuación multivariable, los resultados son el caldo de cultivo para el desarrollo de (buenos) negocios. #CreemeSoyIngeniero
En mis años de calichín universitario, un profesor muy erudito una vez me dijo: “Al final si el producto como está, satisface el uso que le da tu cliente, no te compliques con cumplir a “rajatabla” los estándares de calidad”. Lo que me quiso dar a entender fue que no existe mejor estándar e indicador que la satisfacción del cliente. Más que estandarización vale satisfacción. Primer Ajá!
Entendí que la calidad era un término subjetivo y no un rango de medida estándar y tolerancia. Que todo responde al valor que encuentra el cliente en tu propuesta. Valor esa palabra “bendita” de la que todos hablan, pero que muy pocos la entienden. En una clase de marketing del profesor Estuardo Lu en ESAN es donde la palabra Valor cobra para mí su verdadera dimensión: Valor es la relación entre los beneficios (tanto funcionales como emocionales) y los costos (sacrificios). Es en ese momento cuando la frase marketera “percepción es realidad” cobró real sentido en mi cabeza.
Del mismo modo, entendí que toda propuesta o solución que consumimos tiene una combinación de ambas, que su valorización es inherente a cada individuo y que esta relación necesariamente tiene que ser que positiva y mejor que la propuesta por la competencia para cada cliente, si es que quieres ganar su preferencia. Comprendí que la clave de los negocios no estaba en entender los bolsillo$, sino a las personas. Segundo Ajá!